Secciones
Servicios
Destacamos
Minutos antes de las diez de la mañana, y ante una gran expectación mediática, la acusada de haber fingido un secuestro y presentar una denuncia falsa contra su expareja, llegaba muy tranquila a la Audiencia Provincial de León.
En una tediosa sesión de más de seis horas de duración, la sala ha recogido los argumentos de Vanesa G.G. Y su supuesto colaborador necesario, Fernando G.V., que han respondido a las preguntas de todas las partes.
Tras el visionado de la declaración de la mujer en diligencias previas, ésta se ha visto sometida al férreo interrogatorio de la fiscal, que ha hecho caer en numerosas contradicciones a la acusada.
Vanesa culpó en un principio al Juzgado de Ponferrada de haberla «obligado a declarar» para que contara «todo lo que pasó» y ha asegurado que «todo fue real». Sin embargo, instantes después, reconocía que el secuestro de su expareja en una bodega de Bembibre «sí pasó» pero que dichos hechos habían ocurrido «hace un año y pico».
La vista se detenía de nuevo tras asegurar la mujer que no recordaba haber reconocido los hechos en sede judicial. En ese momento, un nuevo visionado dejaba una nueva contradicción de la acusada.
La mujer había denunciado que fue secuestrada en la puerta de su casa en Fabero sobre las once de la noche del 17 de octubre de 2016 por dos cómplices de su expareja de 36 años y que la obligaron a entrar en un coche en el que la trasladaron a Bembibre.
Según la denuncia que presentó ante la Guardia Civil, una vez allí fue maltratada y vejada por su expareja, que la habría echado pegamento en la vagina y posteriormente abandonado semidesnuda en el barrio de la estación de la capital del Bierzo Alto.
Ese mismo día, la mujer había solicitado el reingreso en prisión de su expareja, que había salido de la cárcel tres días antes, tras denunciar que había sido acosada por él.
Inicialmente, el titular del juzgado de instrucción número 5 de Ponferrada, Ignacio Candal, envió a prisión a su expareja, si bien días después lo dejó en libertad ante los indicios de que se trataba de una simulación de delito.
También rechazó Vanesa que alguien la hubiera echado pegamento en la vagina para, momentos más tarde, asegurar que fue causa de una cinta adhesiva que se había colocado y que había reaccionado al orinarse y vomitar encima de ella. «Lo del pegamento se lo inventó Emilia -su primera abogada- cuando salió en los medios de comunicación».
En la reconstrucción de los hechos de la noche que fingió su secuestro, la denunciada explicó primero que había pedido a su compañero Fernando que la llevara de Fabero a Bembibre para suicidarse y una vez en el lugar su cooperador la había ayudado a anudarse las manos, ponerse una venda y amordazarse. Posteriormente ella se había lesionado al atravesar un camino que llevaba desde la estación a las vías del tren, donde pretendía arrojarse. Aquí registró una nueva contradicción, al asegurar en un primer momento que Fernando la ató para evitar que se tirara al tren y después decir que lo hizo para evitar que remontara el montículo por el que circula la vía y no tuviera marcha atrás.
Tampoco dejó claro quién le motivó a presentar la denunciar contra su expareja. En este momento, primero aseguró que fueron la abogada y el amigo -el otro acusado- quienes la motivaron, para más tarde argumentar que fue la propia Guardia Civil la que se lo dijo.
Las contradicciones entre lo espetado en el Juzgado de Ponferrada durante la instrucción y ahora en la Audiencia, las justificó por el fuerte tratamiento al que está sometida y que no le permitían razonar en sus exposiciones ante el juez.
Además, la acusada descartó que Fernando tuviera algo que ver en su falso secuestro. «La intervención de Fernando acabó cuando me dejó en la estación». Finalmente, y tras sopesar seriamente suicidarse «para proteger a mi hijo y que Iván -su expareja- no le pudiera hacer daño», desechó esta opción porque «le iba a hacer aún más daño a mi hijo».
Por su parte, el otro acusado, y al que se considera como cooperador necesario de los hechos que se le acreditan a Vanesa, se ha desmarcado de que él enviara las amenazas -vía email- que le llegaron desde una cuenta a la acusada y que llevaban la firma de la expareja de ella, a pesar de que, supuestamente, los informes aportados por la fiscalía recogen que la IP de su vivienda coincide con la creación de esa dirección de correo electrónico que se hizo el mismo día en que se enviaron las amenazas.
Sobre la noche del fingido secuestro, Fernando se desmarcó de su responsabilidad atendiendo a que únicamente llevó a la acusada de Fabero a Bembibre «porque se lo pidió para ir a ver a una amiga», y una vez en el lugar la dejó allí, en la estación, donde no la vio con intenciones de autolesionarse ni maniatarse., algo que sí había reconocido en la instrucción. Además, la bolsa en la que Vanesa, supuestamente, trasladó todos los aparatos para fingir el secuestro la tiró en un contenedor sin mirar en su interior, ha manifestado.
A la salida de la sala, los abogados de la defensa han pedido que el Estado de Derecho haga su trabajo. José Luis Pérez, letrado de Vanesa, ha reconocido que el único delito reconocido es la falsa denuncia; mientras que Ramiro Pacios, abogado de Fernando, asegura que no existe en su cliente la figura de cooperador necesario y que su única función en los hechos fue trasladar «sin conocimiento de qué iba a hacer» a la acusada de Fabero a Bembibre.
V.G.G. es vecina es vecina de la localidad leonesa de Fabero y en el transcurso del juicio se busca dirimir si además del engaño para el mismo contó con el apoyo de un cómplice para urdir la trama, F.V.A., de 26 años, que está acusado de simulación de delito, y para el que la Fiscalía pide 10 años y 10 meses de prisión. Para ella se pide una pena algo mayor de 11 años y 8 meses.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.