Adiós a un símbolo.
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Como cae un castillo de naipes, este miércoles ha caído la chimenea de la Central Térmica de Anllares.
No han sido pocos los que no han querido perderse el derribo. Vecinos de Páramo de Sil, Anllares y Fabero no han estado ... presentes en una voladura que hace años hubiera sido inimaginable.
Borja Martínez, el pedáneo de Anllares, comentaba el «momento histórico» vivido después de cuarenta años. «Se va a hacer raro el paisaje sin la chimenea porque el hábito hace al monje, pero igual es mejor el remedio que la enfermedad», comentaba, lanzando una reflexión en clave laboral: «A ver cómo está la cosa después de que empiecen a tirar esto, a ver si viene alguna empresa buena».
El pedáneo no esconde que, después del cierre de la central, «la zona necesita un empuje económico, la central era lo que había, era mina, era transporte, talleres, restaurantes, bares, era una forma de vida y creo que el error fue no saber que se iba a terminar».
La Junta Vecinal, asegura su pedáneo, «tiene empresas interesadas, pero hay mucha gente que tiene que decidir por encima de nosotros, quitando los terrenos que son propiedad de la junta vecinal hay un compromiso con algunas empresas pero ahí nuestro trabajo ya termina».
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Adios a un símbolo de Anllares, dibujando un futuro que empieza hoy.
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