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España todavía cuenta con numerosos vestigios de la dictadura franquista. Placas, nombres de calles, monumentos o elementos artísticos que aún no se han eliminado, a pesar de que la ley de Memoria Democrática obliga a ello, con excepciones.
En ese sentido, después de más de un año de aprobación de dicha ley, todavía se mantienen y, por ello, desde IU se pidió al Gobierno la aplicación de la normativa para que ayuntamientos e instituciones de la provincia de León eliminen cualquier tipo de elemento contrario a la memoria democrática. De este modo, si dichos vestigios están en edificios de carácter público la normativa dice que las instituciones o personas jurídicas que sean sus titulares tendrán que ser los responsables de su eliminación. Pero si están en edificios privados o religiosos, serán sus propietarios los que deban hacerlo.
En el caso de la comarca del Bierzo, pocos son los símbolos de la dictadura que aún perviven y casi todos están en edificios privados o religiosos, aunque visibles, y pocos ya en zonas públicas. Además, en los últimos años muchos municipios que aún figuraban en esta lista, han ido retirando los símbolos, como por ejemplo Arganza o Palacios del Sil, como han confirmado a este medio sus respectivos alcaldes.
En inmuebles privados bercianos, todos ellos pertenecen a la Diócesis de Astorga, siendo uno de los más significativos la Colegiata de Villafranca del Bierzo, donde hay una placa «por los caídos» en la fachada principal. Es una de las identificadas por el ayuntamiento, que está recopilando todos los vestigios -han localizado otra en una iglesia de un pueblo de la Somoza- para remitirlo al organismo pertinente y poder hacer «una actuación conjunta sobre todos», explica Anderson Batista, alcalde de la villa del Burbia.
Otro caso similar es el de Toreno, con «una placa blanca que parece una lápida de aquellas antiguas del franquismo que se ponían y que está en la torre del campanario de la iglesia». En este caso, el alcalde, Vicente Mirón, señala que se trata de un edificio privado «pero no sé si con arreglo a la ley podríamos hacer algo».
Ante esto, la propia Diócesis de Astorga asegura que «está en cumplimiento de la normativa vigente y las autoridades competentes» y, de momento, «no nos han indicado la retirada de los mismos, no se ha recibido ninguna notificación de retirada. De ser recibida, se actuará tal cual indique la normativa».
La basílica de la Encina de Ponferrada es otro de los lugares destacados en un edificio religioso, en concreto unas vidrieras que, en su caso, tienen «indulto». Y es que como explica Francisco Javier García Bueso, director de los museos y del castillo de la capital berciana y autor de un artículo en la Revista Bierzo en el que habla precisamente sobre este asunto, la ley permite su mantenimiento si se demuestra su alto valor artístico y se acompaña de un elemento de resignificación.
Con las vidrieras de la Encina, a su vez, «se dan varias circunstancias añadidas o varios detalles respecto a lo que la ley indica», ya que no tiene proyección al espacio público, la autoría es de la mejor saga de vidrieros de Europa de buena parte del siglo XIX y del XX -Mauméjean- y en el encargo «no hay en ningún momento alguna significación que ensalce a vencedores sobre vencidos o que haga alusión a un régimen, sino lo que se hace es en una de las vidrieras se coloca el escudo de España que estaba vigente entonces por el decreto de 1938 y que estuvo vigente hasta 1981 y enfrente está San Genadio, copatrono de la Diócesis de Astorga, y tiene a los pies el escudo de Ponferrada. Entonces cuando se diseña en 1940 el criterio es colocar el escudo del país y el de la ciudad, uno enfrente del otro», señala García Bueso.
Además, ese encargo se puede saber, gracias a una nota en el libro de cuentas de 1939, que fue gracias a una limosna que dio un devoto o devota «para representar a una santa, a la que fue copatrona de España, Santa Teresa, y que en ningún caso se hizo de una manera oficial o de una forma con ánimo de». Así, elaboró un informe detallado que explica que «es una obra de arte perfectamente conservable en su ubicación original, que si fuese a quitarse podría destruirse la obra como tal, la propia firma del artista y eso sí, acompañado de la resignificación», añade.
El último de los símbolos en una iglesia en la capital berciana estaba en San Esteban de Valdueza. Otra placa en la que se podía leer «José Antonio Primo de Rivera por los caídos y dos nombres del pueblo». En este caso, el director de los museos tiene conocimiento de que la Diócesis había encargado una nueva en arenisca para tapar la otra, «pero lo que no sé es si ya la han puesto».
En Ponferrada también existe un elemento que pasa desapercibido pero que si se busca se ve claramente. Se trata de una placa de Comandante Manso en la avenida de España y que «está labrada en piedra con el emblema del arma de infantería a la cual pertenecía, el yugo y las flechas que era símbolo de falange y el escudo de España de 1938».
Su principal problema, como relata García Bueso, es que está empotrada en la fachada, por lo que «si picas esa placa provocas daño a la fachada de un edificio particular». Por tanto, lo que se ha hecho es «fabricar una placa del callejero que pone avenida de España que tiene dimensiones mayores que las normales para tapar la de piedra». Ya está lista, así que lo único que falta es colocarla.
Por último, en la capital berciana, todavía existen en las fachadas de diferentes edificios de viviendas las famosas placas del Ministerio de Vivienda, con el yugo y las flechas y la leyenda «Edificio construido al amparo del régimen de Viviendas de Protección Oficial».
Con todo ello, todos los símbolos franquistas se han ido retirando de las calles de Ponferrada, ya antes de la ley de Memoria Democrática de 2022, como por ejemplo la cruz de los caídos, a la que se le quitó la placa, «dejando de ser una cruz de los caídos, es simplemente una cruz», y ahora está situada frente al Museo de las Cofradías en la parte alta de la ciudad, o el escudo que había en el Colegio Campo de la Cruz y que se eliminó en el año 2015.
Algo similar ocurrió con el callejero, siendo Ponferrada una de las ciudades pioneras en la eliminación de nombres vinculados a la dictadura. De hecho, se retiraron todas desde el 1 de enero de 1981 tras un acuerdo plenario de 1980.
Con respecto a este asunto, existen localidades bercianas que cuentan con nombres como los de Manuel Fraga o Rodolfo Martín Villa en sus calles, lo que no deja de estar exento de polémica y de hecho existen numerosas sentencias judiciales a nivel nacional para no retirarlas. En ese sentido, Francisco Javier García Bueso, entiende que lo principal es conocer el motivo por el que se decidió llamar a esos viales así.
Con Manuel Fraga, «en las actas municipales de la mayoría de ayuntamientos españoles, no está vinculado a un tema franquista, se pone en el callejero fundamentalmente por ser uno de los padres de la Constitución», indica. Es el caso de Ponferrada y se recoge en un pleno de los años 90, junto con Gregorio Peces-Barba o Miguel Herrero, entre otros. «Cuando alegas que el acuerdo plenario que se votó de forma unánime es por padre de la Constitución, no existe un ánimo de exaltación de un régimen», aclara.
En cuanto a Rodolfo Martín Villa, que tiene una calle en Puente de Domingo Flórez -en el que está el Ayuntamiento y el centro de salud-, García Bueso asegura que en esos casos les dedicaban un vial por las mejoras que había llevado a los pueblos, que «algunos tuvieron agua corriente y carreteras porque las hizo Martín Villa».
Al respecto, el alcalde de Puente, Julio Arias, recuerda que cuando él era pequeño Martín Villa fue al pueblo a inaugurar la escuela y el cuartel de la Guardia Civil y cree que en su día la calle se denominó con su nombre «en agradecimiento por todo lo que había hecho por este ayuntamiento».
Además, durante todos estos años no han recibido ningún tipo de queja «o ningún vecino se ha sentido ofendido ni han puesto ninguna reclamación». Por tanto, asegura que lo mirarán «y si tenemos que cambiarlo porque la ley lo exige lo haremos, pero tenemos cosas más preocupantes y más interesantes que hacer que preocuparnos por eso», concluye.
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Rocío Mendoza | Madrid y Lidia Carvajal
Álvaro Soto | Madrid y Lidia Carvajal
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