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La alcaldesa de Castropodame (I), el pedáneo de Villaverde de los Cestos (D) y los vecinos muestran su rechazo a la planta de biogás. Carmen Ramos

Castropodame, en lucha contra el biogás: «Es un cáncer para todo El Bierzo»

Los vecinos muestran su oposición a la planta por los daños medioambientales y para la salud de una instalación que utilizará 200.000 toneladas de purines para producir biometano

Carmen Ramos y Ana Gago

Ponferrada

Martes, 8 de octubre 2024, 08:13

Malos olores, ruidos, contaminación del agua...Son sólo algunas de las consecuencias que la planta de biogás podría acarrear a los pueblos del municipio de Castropodame. Son casi 2.000 vecinos. Indignados, han decidido levantarse dispuestos a paralizar el proyecto y gritar alto y claro que «El Bierzo no se vende».

A la protesta protagonizada en Valladolid la semana pasada bajo el manto de la asociación nacional Stop Biogás le seguirá este martes 8 de octubre una concentración, a las 11.00 horas, ante la sede de la Junta en Ponferrada, y «todas las que sean necesarias», advierten.

«Que sepan que no lo queremos y no lo vamos a permitir, no vamos a ser tierra de sacrificio, El Bierzo no está en venta», remarca Carmen Alonso una de las vecinas que, de forma rotunda y tajante, se hace eco de un malestar creciente entre la población ante una iniciativa que cuenta también con la oposición unánime de todos los partidos de la Corporación: PSOE, CB y PP. «Todos por unanimidad estamos de acuerdo que no se puede permitir que se nos coloque una planta de estas dimensiones y para este tratamiento», indica la alcaldesa, Pepi Álvarez.

La oposición a la planta de biogás ha unido como una piña a los habitantes de Castropodame para manifestar su rechazo unánime a la instalación que proyecta la empresa Erbi del grupo Lamelas Viloria, ligado tradicionalmente al secto minero que tras su declive abandera diversos proyectos de energías renovables de plantas fotovoltaicas y de reciclaje de palas eólicas, al que se une el de la central hidroeléctrica reversible-depuradora Navaleo, también próxima a la localidad.

La iniciativa contempla la instalación de una «planta de producción de biometano a partir de la digestión anaerobia de residuos orgánicos», según recoge el proyecto, que pretende ocupar 45 parcelas anexas al pueblo, con capacidad para quemar más de 75 toneladas al día de «residuos no peligrosos», remarca la documentación de más de mil folios a la que han tenido acceso.

Fue en marzo de 2023 cuando la empresa registró en el Ayuntamiento una memoria en la que informaba de su intención de poner en marcha una planta de estas característica y les solicitaba un informe urbanístico. En julio, el arquitecto contratado por el Ayuntamiento revisó el proyecto y trasladó a la Corporación que «no cumplía con las normas urbanísticas», relata la regidora. Algo que pusieron en conocimiento de la empresa, que les solicitó otro informe.

Se trata de una petición que el Ayuntamiento derivó al SAM de León que contestó diciendo que antes de cumplir con las normas urbanísticas tenía que pasar un impacto medioambiental. Una respueta que llegó en septiembre de 2023. A partir de ese momento silencio. «Ahí se quedó la cosa, no volvimos a tener más conocimiento de esa empresa», indica la alcaldesa de Castropodame.

El pedáneo de Castropodame muestra algunos de los más de mil folios que recoge el expediente. Carmen Ramos

La sorpresa llegó el día 9 de septiembre de 2024, hace apenas un mes, cuando «vimos publicado en el Bocyl que pedían el informe de impacto ambiental». Y fue a más cuando desde el Ayuntamiento «intentamos entrar al enlace para ver verdaderamente qué es lo que ponía en el proyecto y nos encontramos que hasta el día 10 u 11 no pudimos abrirlo y tener acceso». Cuando lo consiguieron, se dieron de bruces con la realidad: el proyecto contenía muchos más aspectos de los que se recogían en la memoria presentada en el Ayuntamiento, «y no solo eso, sino que vemos que tienen ya contestaciones de requerimientos que le ha hecho la Junta», destaca Pepi Álvarez.

La primera llamada fue intentar que alguien de su partido (PSOE) pudiera tener acceso al expediente completo, lo que de momento no han conseguido, para ver si en algún momento se había publicado ya en el Bocyl y si la Junta les había requerido documentación, «cosa que de momento no sabemos».

Venta de parcelas

La alcaldesa reconoce que «pensábamos que el proyecto se había paralizado, que no iba a salir adelante», pero la sorpresa fue mayúscula al conocer que algunos propietarios ya habían vendido las parcelas y habían firmado su correspondiente precontrato para poner en marcha un proyecto que se les vendió como una planta de biomasa. Fue en el año 2022, «cuando en el Ayuntamiento no sabíamos nada porque no teníamos ni la memoria que registraron».

Así las cosas, los vecinos han comenzado con el proceso de alegaciones «para presentar toda las que podamos y más», señala la regidora, a pesar de que aseguran que la Junta «no nos ha dado el plazo pertinente legal» de 30 días para estudiar un proyecto de 1.150 páginas. Además, el pleno que celebró este lunes 7 de octubre el Ayuntamiento de Castropodame aprobó unas alegaciones técnicas que se pasarán a todas las juntas vecinales que por unanimidad están de acuerdo en presentarlas.

Otros ayuntamientos también han mostrado su disposición para hacer suya la causa como municipios afectados en rechazo la instalación de la planta de biogás de Castropodame. Este es el caso de Torre del Bierzo, Noceda y Congosto «que también se va a ver muy afectado». No así en el caso de Ponferrada o Bembibre, municipios donde a pesar de estar afectados, el proyecto de momento ha pasado de largo.

«Muchísimos problemas»

La alcaldesa de Castropodame, Pepi Álvarez, encabeza junto los vecinos una lucha contra un proyecto que rechazan de plazo por las consecuencias nefastas que creen que tendrá tanto para la salud como para el medio ambiente. «Está muy cerca de los pueblos, de la Escuela de Capacitación Agraria de Almázcara y, sobre todo de Villaverde de los Cestos y de Castropodame», señalan. Un proyecto que afectará de lleno a Calamocos «porque creemos que la entrada de todos los camiones sería a través de San Miguel de las Dueñas, término de Congosto, y de Calamocos, pero tambien tendrían la opción de entrar por Villaverde de los Cestos y Castropodame y de volver a la misma zona».

Los habitantes de estos pueblos denuncian que la instalación de la planta de biogás les ocasionará «muchísimos problemas» y temen por las consecuencias nefastas para su salud y para el medioambiente. Insisten en que el depósito que suministra agua a Villaverde de los Cestos «estaría muy cerca de la planta», y con el problema de escasez de agua que arrastran «si hacen ellos más pozos o captaciones el agua que nosotros tenemos se la queden ellos cuando verdaderamente los que la necesitan son los vecinos», lamenta la alcaldesa.

Están preocupados también por la contaminación y la salida de los residuos de la planta ya que «tampoco viene definido en el proyecto qué van a hacer con ellos ni cómo se van a reciclar». «Hay bastantes cosas que nos nos cuadran, remarca.

Los habitantes de Castropodame no quieren la planta que promueve el empresario Manuel Lamelas Viloria. Carmen Ramos

«Una planta de desgracias»

«No nos vais a traer una planta de desgracias aquí», remarca otra vecina, Carmen Alonso. En detalle, los vecinos destacan las 200.000 toneladas al año que moverá la planta de biogás que proyecta Lamelas Viloria y las 14 horas diarias de tránsito de camiones incesante que pasará junto al Bien de Interés Cultural desde el año 1992 del monasterio cisterciense de San Miguel de las Dueñas.

«Somos un ladrillo para hacer una muralla y levantarnos y decir que no lo vamos a permitir», gritan desde la voz de la rabia y el corazón. «Ya en 2011 paramos un vertedero y una incineradora y sabemos lo que significa», remarcan sin desfallecer ni un ápice de su objetivo: parar por todos los medios la instalaciones de la planta de biogás.

Desde Bierzo Aire Limpio, su presidenta, Elena de la Puente, destacó que la organización lleva tres años luchando contra macroproyectos como este que pretenden instalarse en El Bierzo, «que en algunos casos son despropósitos y absurdos, estudiándonos tochos presentados por promotoras y elaborados por ingenierías con escaso nivel de ética que recogen muchísimas incorrecciones e incoherencias».

El colectivo destaca las afecciones que la planta tendrá en los acuíferos, los problemas que ocasionará el transporte de purines y también las afecciones al aire y habla de cómo se van a dispersar los contaminantes «que son compuestos volátiles con olores pestilentes, nauseabundos». Asegura que en el estudio de impacto ambiental elaborado por la empresa promotora, de 538 páginas, recoge un estudio que habla de los vientos predominantes en la zona y llega a ubicar la planta en Castropodame, en una zona despoblada. «Según el promotor lo más despoblado que tiene El Bierzo, Ponferrada y Bembibre son los lugares donde más se van a dispersar los contaminantes de esta planta de biogás», severa la presidenta del colectivo ecologista.

Asimismo, Bierzo Aire Limpio denuncia que no existe ningún estudio de viabilidad económica que explique, además, «dónde van a venir las 200.000 toneladas de purines que se utilizarán para producir biogás, porque aquí no tenemos macrogranjas». Se preguntan, además, a dónde irán a parar los residuos que genere la planta.

«Qué nos están contando, qué nos están vendiendo, este proyecto está lleno de ausencias», denuncia su presidenta que pone sobre la mesa la ausencia, precisamente, de un estudio multisectorial. Tiene claro que este al igual que otros «son proyectos cazasubvenciones que vienen a lo que vienen y lo que pase después propio importa».

«Todo el municipio está en contra», remarca el pedáneo de Castropodame, Luis Perales. Se sienten engañados porque «los propietarios de Villaverde que hicieron esos precontratos no eran conscientes de que el proyecto era de esta envergadura y con este tipo de material, sobre todo, si no no lo hubieran hecho». Perales destaca, además, que el proyecto afectará también a bienes tan importantes del patrimonio local como la ermita de San Bernadino que se situará a tan solo 200 metros de la planta y que están luchando porque la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC).

A 300 metros de las casas

El portavoz municipal de Coalición por El Bierzo, Javier Justo, se ha mostrado dispuesto a apoyar las movilizaciones «para parar esta desgracia que nos va a tocar vivir y luchar». Considera que las administraciones deben buscar un equilibrio entre la reindustrialización y la necesidad de empleos que necesita El Bierzo y en la otra balanza llegar a tener un bienestar social de la gente.

Los vecinos de Castropodame se reunieron para mostrar, una vez más, su oposición al proyecto. Carmen Ramos

«En este caso me preocupa muchísimo porque no hay unos beneficios para los vecinos, son perjuicios, no sé que proyecto se ha llevado a cabo, la viabilidad del mismo, no hay números, no hay nada, y la balanza en este caso está claramente a favor de intentar paralizar esta planta lo más rápido que podamos», lamenta

El alcalde pedáneo de Villaverde de los Cestos, Francisco Javier Bertolomeu, recuerda que la localidad cuenta con 220 vecinos «y no es una población despoblada como dice el señor Viloria». Insiste que, además, la planta está a 714 metros el punto central del pueblo «pero hay vecinos que van a estar bastante más cerca, quizás a 250 o 300 metros». Por eso pide «que el señor Viloria la lleve para su casa» y pide al consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, «que venga y que hable con los vecinos de Villaverde de los Cestos, con el pedáneo y también con el de Matachana y al alcaldesa, que hable con todos y que nos dé las explicaciones pertinentes».

Explicaciones que piden los representantes municipales pero que también reclaman los vecinos. María del Rosario Gómez es una de ellas que tiene claro que la planta de biogás «es un cáncer para todo El Bierzo y todos los pueblos y lucharemos para que no se lleve a cabo». A su malestar se une, Carlos, otro vecino de Castropodame que en este momento reside en Madrid, y que considera que el proyecto «es una barbaridad» y que se opone rotundamente. Y lo dice con conocimiento de causa porque es agente de medioambiente y ha visitado algunas plantas «y sé los problemas que causa». No entiende cómo pueblos como Bembibre no proyecta manifestaciones contra la planta.

José Antonio Martínez tiene 83 años, es natural de la Ribera del Órbigo pero se casó en Castropodame y se confiesa «enamorado de este pueblo y de la gente de aquí». Considera que lo que quieren hacer «es una barbaridad que solo se sostiene por el dinero» y que «no es la manera de sustituir a la minería». Por eso tiene claro que «si todos decimos no, aquí no pasa nadie».

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