La CL-631 recupera la normalidad tras el argayo: esta es la fecha

La carretera CL-631 sigue avanzando para recuperar la normalidad. Si no surgen inconvenientes, el vial se abrirá al tráfico antes de finales del mes de marzo.

Es la previsión con la que trabaja la Junta de Castilla y León para dejar limpia en su totalidad la calzada después del argayo ocurrido el pasado mes de mayo a la altura de Páramo del Sil que bloqueó el tránsito de vehículos y que en este momento mantiene abierto un único carril regulado por semáforos.

«La idea es abrir los dos carriles antes de que acabe el primer trimestre del año», explicaron desde el Servicio Territorial de Movilidad. En este sentido, aseguran que se sigue trabajando «a muy buen ritmo» de tal forma que «si a nivel geológico no surgen problemas la idea es que de que se acabe este primer trimestre del año».

Todo ello teniendo en cuenta que se trata de «una actuación complicada» en la que se trabaja en cada momento con la situación que presenta el terreno. Es por ello que el avance de las labores para retirar el material que ocupa parte de la calzada y estabilizar el talud podrían llegar a tropezar con algún problema geológico que echaría por tierra las previsiones iniciales para dejar expedita la calzada y recuperar la circulación con normalidad en ambos carriles.

En cualquier caso, desde la Junta insisten en que «se está desescombrando muy bien» y los trabajos avanzan con la retirada ya del 80% de las piedras y rocas que invadieron la carretera como consecuencia del argayo ocurrido en el mes de mayo.

Todo ello con «unos nueve camiones diarios» que son los que se extraen el material de la montaña que se desplomó sobre la carretera CL-631, en un suceso en el que afortunadamente no huvo que lamentar víctimas.

El derrumbe bloqueó la calzada en el municipio berciano de Páramo del Sil y cerró el paso para los vehículos durante dos meses en uno de los viales más transitados de la comarca del Bierzo, principal vía de comunicación entre Ponferrada y Villablino.

La Junta incrementó en diciembre el presupuesto en 1,5 millones de euros, respecto a los 400.000 euros iniciales. Todo ello para hacer frente unas labores cuya primera estimación se realizó partiendo de una valoración previa y de un informe geológico preliminar realizado en un momento muy inicial de los trabajos, sin un levantamiento topográfico de detalle ni acceso directo a la zona del desprendimiento.

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