

Secciones
Servicios
Destacamos
«¡Felices 100!...y a seguir». Es el deseo del pueblo de Magaz de Abajo a su abuela centenaria Orencia Pintor, que este domingo 23 de marzo ha soplado las velas de un siglo de vida. Ahí es nada.
Familiares, amigos, vecinos e incluso el propio Ayuntamiento de Camporanaya, municipio al que pertenece la localidad donde reside, se han unido a la celebración organizada por la asociación vecinal del pueblo para rendir homenaje a una mujer a la que han deseado mucha salud para poder seguir disfrutando de su compañía.
Agradecida y emocionada, la homenajeada ha recibido el calor de todos los suyos y también algún que otro regalo, como un bonito ramo de flores para conmemorar la fecha de su nacimiento cien años después.
Hija de Adriano y Ángela, la vida la dejó huérfana de padre con tan solo cuatro años y dos años después, con tan solo seis años de edad, perdería a su madre. Fueron sus abuelos los que la sacaron adelante para que pudiera conocer y casarse con Gabriel y juntos forma un familia de cuatro hijos.
Junto a su marido trabajó de sol a sol en las labores del campo hasta que la vida los separó. Con tan solo 38 años enviudó y quedó al cargo de sus cuatro retoños de entre 6 y 16 años. Una vida dura, de lucha, recuerdan los que conocen, que le obligó a trabajar sin descanso en el campo para sacar a sus hijos adelante. Pero, como buena creyente, siempre sacó tiempo para asistir a misa y demás actos religiosos.
Para Orencia no hay tarea en el campo que se le resista. Ella es toda una experta. Ara, cava, poda, siembra y recolecta apoyada por su hija Gela, con la que reside actualmente, tareas en las que sus otros tres hijos también colaboran.
Dedicada por entero al campo y a su familia poco tiempo le quedaba a la abuela centenaria de Magaz de Abajo para la diversión. Tan poco que fue con 50 años cuando tuvo la oportunidad de conocer el mar. Poco tiempo después sufriría otro varapalo con la pérdida de su hijo Gelo con 55 años.
Pese a las cicatrices que deja la vida, el tiempo ayuda a mitigar el dolor y sanar las heridas y ahora Orencia disfruta orgullosa con sus nietos y sus bisnietos, Ana y Pablo, cuando la visitan. Con ellos es feliz y le encanta enseñarles canciones.
Cuando el tiempo lo permite, Orencia pasea por su patio y no se le escapa nada. Desde allí ve pasar a sus vecinos y vecinas a los que echa en falta cuando no los ve. A día de hoy su unión con el campo al que dedicó buena parte de su vida todavía sigue interesándose por los cultivos, la siempre y la poda.
«Tiene la cabeza mejor que yo», destaca su hija Gela. «No se le pasa nada», remarca. Orencia hace siempre gala de su buen humor, ayuda a hacer las camas en casa, desayuna y hace su vida normal, tan normal que casi no sabe lo que es medicarse.
Esta recién estrenada centenaria del Bierzo apenas sabe lo que son las arrugas y sigue tan guapa como siempre. Al menos así la ven sus convecinos que siempre hablan maravillas de ella. «Es muy buena vecina, siempre haciendo favores», reconocieron y agradecieron durante el homenaje que le tributaron por sus cien años.
Unos vecinos orgullosos de poder felicitar a su abuela centenaria. «Es un honor para el pueblo, para tu pueblo, Magaz de Abajo, poder expresarte hoy el cariño que sentimos por ti».
Publicidad
Carlos G. Fernández y Lidia Carvajal
Almudena Santos y Lidia Carvajal
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.