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Jennifer Lopes, trabajadora de Teleperformance
«Sin mi sueldo, con cuatro hijos y como está la vida es imposible»Seis bocas que alimentar en casa y otras tantas vidas que sacar adelante penden para ella de un hilo.
Jennifer Lopes, natural de Villablino y residente desde hace 20 años en Toral de los Vados, es una de las trabajadoras del call center que ahora mismo tiene en el aire su puesto de trabajo después del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) planteado por la compañía para la planta de Ponferrada y que dejará en la calle a 158 trabajadores en El Bierzo.
La pregunta está en el aire: «¿Una de ellas seré yo?». Después de 13 años de trabajo, con 40 años de edad recién cumplidos y cuatro hijos, de entre 2 y 18 años, ella sigue con desvelo las negociaciones que se están llevando a cabo en Madrid ante un futuro que se presenta más que incierto viendo como la continuidad de su puesto de trabajo está ahora mismo en el aire. «Mi marido trabaja pero sin mi sueldo, tal y como está la vida no llegamos a fin de mes, es imposible», lamenta Jennifer. «Yo tengo que trabajar sí o sí», remarca.
La desesperada situación le ha hecho incluso plantearse hacer las maletas y abandonar la comarca en busca de un futuro fuera de ella siguiendo la estela de los antiguos emigrantes de la España de los y desplazándose con toda su familia a vivir a Suiza, donde tiene familiares, para lograr un puesto de trabajo que le permita al menos ganarse la vida y asegurar el pan en la mesa de los suyos todos lo días.
Jennifer es teleoperadora especialista. Arrancó su andadura en la empresa en el año 2010 en la campaña de Vodafone y estuvo trabajando una temporada en la planta barcelonesa de Teleperformance ubicada en Sabadell, si bien en una de sus bajas de maternidad la cambiaron.
A pesar de que todavía el ERE no tiene nombre y apellidos reconoce que como en la lotería su nombre casi seguro pueda estar en el bombo para convertirse en una de las afectadas. «Estoy contando que sí, que soy de las que tengo todas las papeletas porque llevo mucho tiempo en la empresa», asegura.
A ello se une el hecho de que tiene un juicio pendiente con la empresa al no incluirla en los contratos del teletrabajo cuando se encontraba disfrutando de la baja de maternidad. «Yo estuve teletrabajando pero después me lo denegaron, simplemente a mi me descartaron ya de inicio porque yo estaba de baja de maternidad entonces ya no me dieron opción a firmar el contrato de teletrabajo», explica.
Se trata de un contrato de teletrabajo que tenía firmado en el call center de Sabadell y que la empresa le mantuvo sólo hasta el pasado mes de febrero. «Fuimos a juicio y lo que dijeron es que yo sólo quería el teletrabajo por comodidad, porque como ya tengo un hijo bastante mayor creen que se puede ocupar de los demás», indica Jennifer.
La joven lacianiega ve «injustificado» el ERE planteado por Telepeformance para despedir a 158 trabajadores en la planta de Ponferrada teniendo en cuenta la gran carga de trabajo que soportan, a veces ni con tiempo de beber un sorbo de agua entre llamada y llamada, y los pingües beneficios en los que se traduce para la compañía.
«El ERE no se entiende, aparte de por las ganancias que tiene la empresa, por la carga de trabajo que tenemos, es imposible, a mi ahora me han cambiado de campaña y sí que tengo un descansín entre llamada para beber un poco de agua o poder tomarme el café pero hasta hace unos días que estaba la campaña de atención al cliente de Vodafone 'De tú a tú' era imposible, había veces que no podías ni beber porque entraban llamadas seguida, seguidas, seguidas...», relata. «Pueden alegar muchas cosas pero que sea justificado no», subraya. Ve además como «una triquiñuela» que ahora la empresa «empiece a pedir gente para Madrid y Barcelona».
A Jennifer Lopes no le duelen prendas en reconocer que ve su futuro «muy mal» teniendo en cuenta« hoy en día todos tenemos una hipoteca, no paran de subir los intereses y la cesta de la compra también, entonces con dos sueldos vives, mantienes a tus hijos y tu casa pero sólo con un sueldo es imposible».
Ella es consciente también de la realidad de una comarca que arrastra una crisis económica que no acaba de superar sin salidas ni alternativas de empleo. «Es una situación muy complicada, ¿qué haces? Y encima encontrar trabajo ahora en esta zona es complicadísimo, es muy difícil». Por ello considera que «la única opción que tengo es irme fuera y bastante lejos, a Suiza, con unos hijos que están estudiando y con los idiomas que les va a ser muy difícil sacar adelante sus cursos pero claro, es que hay que ver todas las alternativas».
Así las cosas, Jennifer se une al sentir y a la pelea de toda la plantilla de la planta de Teleperformance en Ponferrada para conseguir frenar los despidos pero es consciente de que va a ser una lucha especialmente dura. «Estamos haciendo reuniones pero yo creo que ellos tienen claro que lo van a hacer y da igual lo que hagamos, lo van a llevar a cabo porque para ellos somos un número», lamenta.
Sí, un número, el 158. Una fría cifra que va más allá. Son familias, con rostros, nombres y apellidos. Y también una vida.
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