Enfermeros y profesores, entre otros, aplauden la reapertura de la carretera que comunica Ponferrada y Villablino tras el argayo.
Argayo de Páramo del Sil

La normalidad vuelve a la CL-631: «Para comprar leche teníamos que recorrer 15 kilómetros»

Vecinos del barrio de Las Eras y Puente Romano, enfermeras, profesores, conductores del transporte escolar y propietarios de negocios recuperan la normalidad nueve meses después del derrumbe

Carmen Ramos

Páramo del Sil

Domingo, 16 de marzo 2025, 09:09

Nueve meses después la normalidad ha vuelto a sus vidas. La total reapertura al tráfico de la carretera CL-631, la principal vía de conexión entre Ponferrada y Villablino, tras el argayo ocurrido el 14 de mayo de 2024 a la altura de Páramo del Sil, ha supuesto una bocanada de aire fresco para bercianos y lacianiegos.

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Para algunos en sus negocios, para otros en los desplazamientos diarios necesarios para acudir a su puesto de trabajo o a sus clases. También para los siete vecinos de los barrios de Las Eras y Puente Romano para los que la apertura total del vial acaba con el bloqueo que han sufrido durante nueve meses al no contar con una salida a la CL-631.

Todos ellos han comenzado a ganar tiempo y dinero teniendo en cuenta el rodeo que se veían obligados a dar por Fabero o Sorbeda. Atrás quedan ya las esperas ante el semáforo cuando se abrió uno de los carriles. Para la propietaria de la estación de servicio Unidad de Suministro Triceho, SLU, Hortensia Fernández, que vio como sus ventas cayeron en picado muy por debajo del 50%, volver a ver la carretera abierta le ha permitido «recuperar la normalidad» que no ganó ni con un único carril abierto. «Teníamos el semáforo justo enfrente con lo cual la gente llegaba y si estaba en rojo y paraba luego ya continuaba», explica.

Ella ha sido testigo de los nueves meses de obras para estabilizar el talud y retirar las toneladas de piedras y tierra de la calzada. «Es una barbaridad lo que han sacado de ahí», relata, por lo que entiende que la carretera «haya estado cortada y hayamos tenido el semáforo». «Es lo que tocó y no hay vuelta pero sí que se nota que recuperamos la normalidad», tanto en clientes como en caja, reconoce. «Hay gente que había dejado de echar y que está volviendo».

Para Hortensia, ahora en la carretera Ponferrada-Villablino «tenemos 200 metros saneados como es debido, asfaltados y pintados, solo nos faltan los 64,800 restantes». En este sentido, no pasa por alto el mal estado que presenta el resto del trazado. «Donde no está a punto de caer un árbol, está a punto de caer una piedra, un desastre, y la carretera está desarmada», advierte.

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«Hemos estado incomunicados»

Entre los más perjudicados por el argayo de la CL-631 durante estos nueve meses los siete vecinos de los barrios de Las Eras y Puente Romano. Durante semanas se manifestaron para exigir a la Junta una salida a la CL-631 pero no lo consiguieron. «Hemos estado incomunicados durante nueve meses», lamenta Fina García, una de las vecinas, que muestra su satisfacción por la reapertura del vial. «Ahora ya contentos».

No es para menos teniendo en cuenta que «para salir a comprar un litro de leche teníamos que recorrer 10 o 15 kilómetros diarios», resalta Fina. Por ello recibe con los brazos abiertos la reapertura de la carretera después de nueve meses, un tiempo que para ellos se ha hecho interminables. «Ya era hora», remarca, consciente de que con los trabajos de retirada del argayo «estuvieron haciendo el canelo mucho tiempo».

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La gasolinera del barrio de La Estación de Páramo del Sil sufrió las consecuencias del cierre de la carretera CL-631 por el derrumbe.

Pone el énfasis, en este sentido, en el tiempo en el que se prolongó la actuación. «Se podría haber hecho mucho antes, lo que pasa es que generaba muchos intereses por eso lo han tenido tanto tiempo paralizado», denuncia. Una situación que contrastra con lo ocurrido con con el argayo de la AP-66 entre León y Asturias. «Mira que rápido la abrieron porque ahí generaba más dinero», destaca.

Fernando Yera fue otro los afectados. Él es el conductor del microbús escolar de 20 plazas que recoge a los alumnos de Páramo del Sil y de El Escobio para bajarlos todos los días a sus clases al IES La Gándara de Toreno y aplaude la apertura de la carretera. «Ahora no hay que andar esperando semáforos ni nada y es bueno porque ya se circula bien», explica. Reconoce que la espera «se hizo larga» aunque le ha permitido «recuperar los 20 minutos o casi media hora más que había que echar para hacer el trayecto».

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«Menudo cambio»

«Estamos todos encantados, menudo cambio». Katia Rodríguez es profesora de apoyo en el colegio Educación Infantil en Páramo del Sil y se muestra contenta de que el trayecto que recorre de lunes a viernes en los últimos cuatro años se haya recortado al fin a 35 minutos frente a los 50 que tenía que echar desde el argayo en su desplazamiento utilizando la ruta alternativa más corta cuando la carretera estuvo cortada.

«Ahora una maravilla porque hemos vuelto a la normalidad, a los horarios de siempre», relata. Lo que se ha traducido para ella en «menos estrés y menos cansancio». «Sí que se ha notado», subraya. Reconoce que ya «vio un poco la luz» con la apertura de un carril en el mes de agosto coincidiendo con el paso de la Vuelta Ciclista a España.

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Satisfacción también entre los sanitarios que trabajan en el consultorio local de Páramo del Sil, perteneciente al centro de salud de Toreno al que se desplazan diariamente, algunos desde Ponferrada, y que también han sufrido durante todo este tiempo las consecuencias del cierre de la carretera CL-631.

María Jesús Díez es enfermera en el ambulatorio y aunque es natural de esta misma localidad, en la que también reside, ha sufrido como los demás los trastornos ocacionados por el desplome del talud con la carretera cortada o con un único carril abierto.

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«Ahora está muy bien», señala, aunque le pone algún pero: el tiempo en el que se han alargado los trabajos. «Los meses que han echado, tela, me parece mucho», asevera. «Muy mal» también el aislamiento de los vecinos de los barrios de las Eras y Puente Romano. «Se les hubiera solucionado con un semáforo y un pequeño acceso para ellos y quedaron aislados todos esos meses», lamenta, poniendo el foco en los baches que han dejado al lado del talud reparado. «No hay gastado nada en acondicionar 30 metros más y solucionar unos baches que hay donde la gasolinera».

Protesta de los vecinos del barrio de Las Eras de Páramo del Sil

Más desprendimientos

La alcaldesa de Páramo del Sil, Alicia García, comparte la satisfacción de los vecinos por ver de nuevo abierta después de nueve meses de espera la CL-631. «Bien, ya con ganas, y sobre todo los vecinos del barrio de Las Eras y Puente Romano que al final son los que vieron más alterada su rutina diaria y económicamente les suponía un gasto mayor el hecho de salir de su casa y en caso de una emergencia no era lo mismo tener el acceso habitual que por la vía secundaria», asevera.

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«Ahora está funcionando con normalidad, igual que siempre, como hasta el momento del derrumbe», dice la regidora. «Para los vecinos ha sido un avance importante porque había tiempos de espera en el semáforo, el trasiego de los camiones yendo y viniendo con el material y ahora que todo ha finalizado la verdad es que la vuelta a la normalidad», enfatiza.

Para todos han sido nueve meses de un argayo que trastocó su vida diaria. Por eso Alicia García confía en que la Junta «se mantentan más expectante y más vigilante sobre cómo evoluciona ese talud» y pide que «el resto de taludes de esta carretera los tengan sobre ojo porque se están produciendo desprendimientos en distintos puntos».

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La primera edil pone el foco en varias zonas del trazado de la carretera como el que se sitúa a la entrada del pueblo de El Escobio así como los que discurren junto a la presa de Ondinas y a la de Las Rozas en Villablino. «Es una carretera que está encajada en un valle bastante profundo y que al final se va erosionando con la temperatura, con el agua y hay que ir haciendo mantenientos periódicos y esa falta de mantenimiento fue la que generó este problema», concluye.

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