'Nuestro último de Filipinas'

Al respecto, fue Fernández fue uno de los 50 soldados que resistió el famoso asedio al que fue sometido durante casi un año un destacamento español por parte de los insurrectos filipinos en la iglesia de la isla de Luzón. Fernández, que ya había participado en la guerra de Cuba, perdió todo contacto durante varios años con su familia, que lo dio por muerto y llegó a oficiar un funeral en su memoria.

Sin embargo, en 1905 Juan Antonio apareció de nuevo en su pueblo natal y relató su experiencia como prisionero de los Tagalos, que lo condenaron a muerte y lo torturaron hasta que pudo huir y entregarse a los americanos para que lo repatriaran a España. La historia del «ultimo berciano en Filipinas» la explicará su nieto, el concejal ponferradino Carlos Fernández. A continuación su madre e hija del soldado homenajeado, Adonina Fernández, descubrirá una placa conmemorativa.