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Así se vuela el corazón de Anllares.
Son las primeras imágenes desde el interior de la que fuera central térmica de Anllares del Sil, la voladura de una chimenea que con su caída ejemplifican la caída de un sector y su desaparición de una comarca que enriqueció de las manos del carbón.
150 metros de chimenea, muy similar a un edificio de más de 40 plantas y un diámetro de 13 metros en la base y 7,4 metros en la parte superior o coronación, se fueron al suelo a golpe de dinamita.
Medio centenar de explosivos y 200 detonadores eléctricos sirvieron este miércoles para poner fin a un símbolo de la comarca, un emblema de un sistema productivo y hoy totalmente ignorado.
La central térmica de Anllares, situada en Páramo del Sil, comenzó a funcionar en 1982 y acumuló 36 años de operación tras su parada definitiva en diciembre de 2018.
La propiedad (Naturgy y Endesa) adjudicaron el contrato de desmantelamiento de la instalación a la empresa vasca Lezama Demoliciones. Los trabajos se iniciaron en julio de 2019 y cuentan con un presupuesto superior a los ocho millones de euros.
El desmantelamiento de la instalación abarca todas las instalaciones de producción y se llevará a cabo a lo largo de un periodo de unos 42 meses, habiendo finalizado ya más de la mitad de los trabajos contemplados en el propio desmantelamiento.
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