El IES Gil y Carrasco de Ponferrada vuelve a destacar por la excelencia de sus estudiantes en materia investigadora. El centro de la capital berciana ha resultado finalista de los Premios de Investigación e Innovación en ESO, Bachillerato y FP convocados por la Junta de ... Castilla y León con dos proyectos presentados por cuatro alumnas, que competirán con otros 9 trabajos en la modalidad de Bachillerato de Investigación / Excelencia (el total de proyectos finalistas en todas las categorías es de 25).
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Marta Garay y Marta Ramos, tuteladas por la profesora Marta Colinas, concurrieron a estos premios con el proyecto 'Restauración de suelos quemados mediante vermicompostaje de residuos'. Las alumnas comenzaron el proceso recogiendo una muestra de suelo quemado en un incendio, en concreto el que provocó un rayo el pasado verano en una pedanía de Cubillos del Sil. Después, le aplicaron un 'acolchado' de vermicompostaje, que es la utilización de lombrices de tierra para intentar restaurar las propiedades biofísicas del suelo. De hecho, como explicó Marta Colinas, utilizaron un vermicompost de degradación de residuos orgánicos -de huertas, posos de café- fabricado en el propio instituto y otro con lombrices y residuos en descomposición «para ver cuál era la mejor opción en el monte».
Los resultados obtenidos fueron «muy positivos», ya que consiguieron mejorar la germinación de dos especies forestales -trebol y roble-, la respiración basal del suelo, «que te dice lo vivo que está el suelo», y los datos de infiltración, «se retiene más agua y se frena la erosión hídrica que sucede después de un incendio con las lluvias otoñales». También recontaron más microorganismos -sobre todo las bacterias-, se recuperaron un poco los hongos y la mejora de la capacidad de fijación de CO2 en el suelo. «Son resultados muy buenos y permitieron a las chicas trabajar un montón de técnicas», apuntó la profesora.
Unos resultados que tienen «mucha viabilidad» y que podrían llegar a tener una aplicación real. Y es que, según les ha explicado una profesora de la Universidad de León especialista en suelos quemados y con la que han trabajado en este proyecto, «este es un primer paso en el que hemos visto que el suelo no solo se restaura, sino que mejora sus propiedades». De hecho, «los científicos lo que están haciendo es ensayar en áreas de terreno quemado arrojando desde helicópteros paja mezclada con este vermicompost. Este sería como el paso siguiente que nos dicen que se podría hacer, ensayar si esto se podría escalar», añadió Marta Colinas, que explicó que, además, el Bierzo es una zona con muchos residuos hortofrutícolas a los que a muchos de ellos no se les está dando una aplicación, por lo que «podrían valorizarse a través de las lombrices y después aplicarlas en monte para restaurar suelo quemado».
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En ese sentido, cree que, con la situación de cambio climático que vive el planeta, es necesario actuar porque el suelo «no se recupera de manera natural». «Es tal la recurrencia, la sequía, la repetición de las olas de calor, el acúmulo de maleza en el monte, falla la gestión forestal, está fallando un poco todo, que o ayudamos o el bosque, el ecosistema por sí mismo no se va a recuperar», manifestó.
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El otro proyecto con el que concurre el IES Gil y Carrasco fue realizado por las alumnas Elena y Ainara, que fueron tuteladas por el profesor Jesús López. Estas dos estudiantes investigaron sobre 'La cría del gusano de la harina (tenebrio molitor) para alimentación humana. Influencia de diferentes dietas en su crecimiento y desarrollo'.
Eligieron esta temática debido a un proyecto anterior en el que utilizaron estos gusanos y también a que en 2020 la Unión Europea había autorizado la utilización de tres larvas de insectos para consumo humano. Por ello, decidieron estudiar la manera de criar las larvas de tenebrio molitor, «no solo utilizando harina, que igual es un poco más caro, sino con algunos restos vegetales como suplementos», explicó Jesús López.
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Así, probaron como suplementos las pelas de manzana, patata y zanahoria «y vimos si permitían que creciesen bien, con cuáles crecían mejor, con cuáles peor, si afectaba a la mortalidad de cara a que en un futuro se pudiera utilizar para un uso industrial para utilizar estos residuos como un suplemento que haga que sea más eficaz criarlos y a la vez económicamente más sostenible».
Con todo ello, consiguieron que con las pelas de patata y zanahoria las larvas se desarrollasen más y convirtiesen mejor el alimento, es decir, que aumentaran de peso «para luego poderla utilizar para vender para consumo humano».
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Se trata, en definitiva, de una opción de alimentación no tan lejana en el tiempo que se podría aplicar sobre todo en países donde es más complicado conseguir proteína animal. De hecho, cuando finalizaron el proyecto en el mes de febrero, la UE ya había autorizado otro insecto más para consumo.
Con todo ello, las alumnas están «muy contentas» de haber conseguido ser finalistas de estos premios, aunque los profesores reconocen que supondrá una sobrecarga porque tienen la defensa de los proyectos ante el jurado el 16 de mayo, en plenos éxamenes finales y a las puertas de la EBAU.
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A pesar de ello, se mostraron orgullosos de que un año más los alumnos del IES Gil y Carrasco lleguen a la final de estos galardanos. «Algo estaremos haciendo bien», concluyeron.
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