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Rufino Álvarez, vendedor de la Once en Ponferrada
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Rufino Álvarez, vendedor de la Once en Ponferrada
«Estoy muy contento porque le ha tocado a clientes del barrio»«Si la suerte tiene que venir, que venga». Es la llamada de la ilusión de Rufino Álvarez, agente vendedor de la Once en la avenida de España de Ponferrada. Una petición a la que la diosa Fortuna ya le ha contestado dos veces seguidas, con tan solo doce días de diferencia, lo que le ha permitido repartir dos premios de 35.000 y 175.000 euros, respectivamente, entre sus clientes y vecinos.
«Son los mayores que he dado en todo el tiempo que llevo en la Once», explica satisfecho todavía con la resaca del último. Reconoce que en los más de seis años que lleva trabajando en la Organización Nacional de Ciegos Españoles «es algo que nunca me había pasado esto de dar dos premios en solo una semana y media».
Con una gran sonrisa pintada en la cara y haciendo gala de su extraordinaria amabilidad, Rufino se ha convertido en habitual del centro de la ciudad. Ya sea con sol o con amenaza de lluvia, sale cada día de su casa deseoso de repartir la ilusión que despliega al abrir el maletín que lleva lleno de cupones para los diferentes sorteos de la Once.
Y este martes era especial. Satisfecho un día después de repartir el mayor de sus premios atendía a todos los clientes que pasaban a felicitarlo y a tentar a la suerte a través del cupón diario animados por su particular varita mágica y, por supuesto, por uno de los premios que acababa de dar. Y no era el primero.
El día 3 de enero de 2024 arrancaba con fuerza para este centinela de la ilusión al repartir un premio de 35.000 euros en un cupón «de máquina». Una fortuna que se repitió este lunes 15 de enero al repartir entre sus clientes y vecinos un total de cinco boletos premiados con 35.000 euros cada uno, en total 175.000 euros.
«Estoy muy contento porque le toca a clientes de aquí del barrio seguro». Precisamente uno de los agraciados fue a verle en la mañana de este martes «y ya fue al banco a cobrarlo». «Es un cliente habitual que juega todos los días y me alegro por él», señaló Rufino. La misma alegría que siente por los otros demás agraciados. «No sé a quién se lo di pero me imagino también que será a clientes habituales», apuntó.
Rufino llegó a la Once hace poco más de seis años. «Estaba en la asociación Aspaym, hicieron unas entrevistas y me cogieron», recuerda. No tiene problemas visuales pero sí físicos que le resultan limitantes arrastrados de su anterior empleo. «Trabajaba en la construcción y mis dolencias son en la columna y en los hombros con los tendones rotos y no puedo hacer esfuerzos», cuenta.
Pero Rufino en ningún caso vacila a la hora de reconocer que el cambio que ha supuesto para él aterrizar en la Once ha sido importante. «Estoy muy bien, genial», subraya satisfecho, convencido del apoyo de la gente que cada día compra su cupón porque «reconoce la labor que hacemos». Un cambio de rumbo que le ha dado, sin duda, la oportunidad incluso de convertirse en hacedor de sueños, convencido de que seguir repartiendo la suerte: «No hay dos sin tres».
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