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La investigadora berciana Cristina Viéitez, Premio Ical 2024. David Arranz
Cristina Viéitez: Del Bierzo al mundo para convertir la curiosidad en ciencia

Cristina Viéitez: Del Bierzo al mundo para convertir la curiosidad en ciencia

Alemania, Suecia y Suiza han visto crecer, profesional y familiarmente, a esta joven investigadora de Matachana, formada en León y asentada ahora en el IBFG de Salamanca para visibilizar que las mujeres en la ciencia «también pueden»

Elbierzonoticias

Ponferrada

Jueves, 14 de marzo 2024, 11:35

Una bata, un robot, levaduras compactadas en cristales de muestra y un joven equipo de investigadores, casi recién estrenado, es lo que espera cada mañana, tras la puerta del laboratorio, a la leonesa Cristina Viéitez (Matachana, 1984). Su brillante trayectoria y expediente, por los que le concedieron una ayuda Ramón y Cajal del Ministerio, y un 'match' con el Instituto de Biología Funcional y Genómica (IBFG) de Salamanca, hicieron que «se alinearan los astros» y, tras más de 15 años fuera de su tierra de origen, Castilla y León volvió a recibir a esta científica especializada en el estudio de organismos unicelulares, cuyos resultados permiten avanzar en el conocimiento de los circuitos de nuestras moléculas y analizar qué pasa cuando sus conexiones fallan.

Pero, ¿cómo se llega ahí? ¿Qué lleva a una niña de Matachana a interesarse por esa faceta del conocimiento? «Siempre, desde pequeña, me ha producido mucha curiosidad entender cómo funcionan las cosas de la naturaleza, el cuerpo humano y el resto de seres vivos», explica a Ical mientras recuerda a aquel profesor de Ciencias que en el colegio público de su localidad natal llevaba a todo el grupo, conformado por niños de todas las edades, a pasear por el campo para acercarse así a lo que Eduardo Sacheri dio en llamar 'El funcionamiento general del mundo'.

Ese método inductivo se comprende mejor cuando se acude al origen. Y Cristina Viéitez está muy orgullosa del suyo, porque Matachana le dio la oportunidad de ir a «uno de esos Colegios Rurales Agrupados donde se mezclan niños de diferentes edades». Y lo que para otros es un 'debe' en la cuenta de resultados de la vida, para la Premio Ical 2024 por la provincia de León se encuentra en la columna del 'haber', porque «interaccionas con niños de otras edades, aprendes cosas que igual no aprenderías a tu edad y te relacionas de manera diferente».

Pero no solo la educación reglada influyó en esa curiosa niña de Matachana. «En El Bierzo, por el contexto de la minería, había bastante inmigración», recuerda. Así, dos amigas de Pakistán y la interacción con población de Cabo Verde o Portugal marcó una infancia desarrollada en «un ambiente un poco más abierto» que el que pudiera haber en otros pueblos y al que contribuyó también una familia de «emprendedores y emprendedoras». Quizá por eso, ni el miedo ni el temor aparecieron en sus siguientes pasos: la licenciatura en Biología por la Universidad de León y el doctorado en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, uno de los centros de estudio con más prestigio de toda Europa.

«Ese fue el principio de la carrera investigadora», confiesa. Y la continuación de una curiosidad sin fronteras que, ya antes de Barcelona, llevó a la joven a la Universidad de Upsala, en Suecia. «Un nicho de investigación muy fuerte y muy grande» que procedía de la vinculación de este centro con el Instituto Karolinska, el responsable de nombrar, cada año, al ganador o vencedora del Premio Nobel en Fisiología o Medicina. Ese contacto constante con galardonados fue «inspirador» para ella, como lo fue el gran número de referentes científicos femeninos con los que tuvo contacto durante aquel año.

Por ello, y tras el paso por Barcelona, la siguiente etapa parecía clara. De nuevo fuera, de nuevo Europa, y de nuevo en un centro referente de la investigación básica: el European Molecular Biology Laboratory. Con seis sedes por todo el continente, Viéitez escogió Alemania para desarrollar, durante seis años, un método propio para estudiar los interruptores moleculares «a gran escala» y trabajar con inteligencia artificial para que las investigaciones desarrolladas en levaduras puedan propiciar predicciones en humanos con las que avanzar «mucho más rápido» en el paso de la investigación básica a la aplicada. Es decir, de los descubrimientos realizados en los organismos unicelulares a las dianas terapéuticas que permitan, en el futuro, la curación o cronificación de enfermedades como el cáncer.

Comunidad de talento

Ese potencial de sus trabajos fue el que la encumbró como una de las cinco científicas con investigaciones más punteras en España, así reconocida por los premios L'Oreal-Unesco 'For Woman in Science'. Una visibilidad de la labor femenina en la ciencia que la propia galardonada con el Premio Ical por León destaca porque «es importante que se visibilice el trabajo de las mujeres para que las niñas tengan referentes y vean que esto también lo pueden hacer».

Como se puede, aunque no sin dificultades, conciliar el éxito laboral con la vida familiar en la ciencia. Así lo atestigua Cristina Viéitez, con dos hijos nacidos «uno en Alemania y el otro en Suiza», y cuyos embarazos acompañaron a esta científica durante dos momentos profesionales de alto estrés como la redacción final del artículo postdoctoral o la petición de la ayuda Ramón y Cajal. Gracias a un ambiente donde sus jefes, compañeros y familia la apoyaron «un montón», pudo. Y ahora, por ello, Salamanca es su nuevo lugar de vida y trabajo, en el que asentarse «a solo dos horas de El Bierzo» y en el que espera que la apuesta por la investigación básica continúe en un ecosistema al que solo le hace falta «inversión». Porque, con base a su experiencia, lo tiene claro: «En Castilla y León hay talento». Ella es el ejemplo.

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