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Ponferrada cuenta con numerosas esculturas urbanas que narran la historia de la ciudad, tanto a través de diferentes hechos como de personajes ilustres que dejaron una huella imborrable.
Tanta que los máximos responsables del Ayuntamiento decidieron en algún momento, a lo largo sobre todo de finales del siglo XX y la primera década del XXI, dedicarles un espacio.
Y es que durante décadas, como cuenta el historiador Vicente Fernández en su libro 'Ponferrada artística y monumental', la capital berciana no tuvo muchas esculturas públicas. De hecho, entre los años 20 y 50 solo había dos, el monumento a Gil y Carrasco (1926) y el monumento del Reloj (años 40), que presidió en su momento la Plaza de Julio Lazúrtegui, y en la década de los 80 se sumaron otras dos, el monumento a las madres (1984) y Emergiendo a la vida (1985).
Fue con la llegada del PP a la Alcaldía de la ciudad en los años 90 cuando se impulsó la incorporación de estos elementos urbanos, públicos y de carácter monumental, que se instalaron en las diferentes rotondas que se fueron construyendo o en lugares destacados de la ciudad.
Esta escultura data de 1926 y fue obra del escultor e imaginero gallego José Juan González. Fue un encargo de la Colonia Berciana de Buenos Aires para honrar la figura de Enrique Gil y Carrasco. Está esculpido en mármol y bronce y la glorieta donde ahora se asienta es su tercer destino, ya que previamente estuvo en la Plaza de la Encina y en el parque del Plantío.
Se creó a finales de la década de los 40 por el arquitecto municipal José Martínez Mirones. Fue un encargo del propio Ayuntamiento, que quería una torre en la que colocar un reloj en la Plaza de Julio Lazúrtegui, donde estuvo hasta el 31 de mayo de 1960. Después se trasladó a los jardines del Plantío y en 1997 se instaló en la Plaza República Argentina, que es su ubicación actual.
Es una obra del escultor gallego Muñiz Alique realizada en 1984 por encargo de la Asociación de Amas de Casa de Ponferrada. Se inauguró en ese año en la Plaza Luis del Olmo, que fue su ubicación hasta 1996, cuando se instaló allí un busto en honor al locutor ponferradino. Desde entonces se puede ver en la Avenida Huertas del Sacramento.
En el año 1985 se remodeló la plaza de San Lorenzo, en pleno casco antiguo de la ciudad. Fue entonces cuando se instaló un conjunto escultórico que lleva por nombre 'Emergiendo a la vida' o como se le conoce comúnmente, 'Los nadadores'. El proyecto fue idea de dos arquitectos del Ayuntamiento, Alberto García y Emilio M. Suárez.
En el año 1998 el Ayuntamiento de Ponferrada, para honrar el origen y el pasado templario de la ciudad, convocó un concurso para la creación de una escultura. Resultó ganador Oscar Alvariño, cuya idea plasmó la Fundición Capa de Madrid. Este caballero templario realizado en bronce preside desde 1999 la glorieta del Temple.
Esta escultura, de casi 15 toneladas, está situada en una de las rotondas con más tráfico de la ciudad de Ponferrada. Fue obra de Pablo Voces, escultor vocacional y autodidacta, y representa una de las actividades económicas más importantes de la comarca en el siglo XX. Se instaló en el año 2000.
El Consistorio de la capital berciana quiso plasmar y dejar para el recuerdo una tradición trascendental en la ciudad, que tuvo su auge en el siglo XVII, y que en la actualidad sigue siendo santo y seña de una comarca predominantemente agrícola, la producción y manufactura de pimientos. Así, el escultor ponferradino Arturo Nogueira terminó el encargo en el año 2000 y se instaló en otra de las glorietas de la Avenida Huertas del Sacramento, una zona donde hace muchos años había muchas huertas.
Esta escultura rinde homenaje a uno de los personajes más reconocidos y queridos de la ciudad durante la segunda mitad del siglo XX. Se trata de José Cortés, el barquillero, que durante años estuvo presente en actos festivos y deportivos con su mítica barquilla y ruleta. Fue obra del escultor madrileño Alvariño Belinchón y está instalada en la Plaza del Ayuntamiento desde el 2001, donde cientos de turistas no dejan pasar la oportunidad de fotografiarse con esta escultura de bronce.
Fue obra del artista cacabelense José Sánchez Carralero en el año 2003 cuando en Ponferrada se había creado la Escuela de Cine y el festival dedicado al séptimo arte estaba adquiriendo prestigio. De este modo, se trata de la representación de una película de celuloide en la que se pueden ver fotogramas de 13 clásicos del cine: Viaje a la luna, Un perro andaluz, El gran dictador, Ciudadano Kane, Casablanca, 2001: Odisea en el espacio, El padrino, El graduado, Los pájaros, Los cuatrocientos golpes, King Kong, Novecento y Los santos inocentes. Está situada en la glorieta en la que confluyen cuatro de las arterias más importantes de la ciudad: avenidas de Astorga, del Bierzo, del Castillo y de General Vives.
Esta escultura fue inaugurada en 2003 en uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, la Plaza de la Encina. La creó en bronce el artista Venancio Blanco, que plasmó en ella a un monje templario que lleva en una de sus manos una imagen de la virgen y junto a él un árbol, una encina, donde cuenta la leyenda que los templarios la encontraron tras muchos años oculta.
Fue creado en 2003 por el escultor Pablo Voces a encargo del Ayuntamiento de Ponferrada y como homenaje a la labor de los donantes en la comarca del Bierzo. Representa la forma de una gota de sangre y está situada en la rotonda que une la Avenida de la Libertad y Huertas del Sacramento.
En el año 2007 se inauguró en el casco antiguo de la ciudad una escultura dedicada a Esteban de la Puente, un famoso músico ponferradino, autor del primer cancionero berciano y subdirector de la Banda Municipal de Música. Están representados un maestro con un violín y un niño y una niña y fue obra del escultor madrileño Emilio Velilla Ubago.
Esta escultura se instaló en la rotonda que está situada frente a Correos, dentro de la remodelación de esta zona en el año 2008. La obra, creada por el escultor Manuel Mateo Cuenca, consta de dos figuras, la de Alfonso VI y la del obispo Osmundo, dos personajes relevantes en la historia de ciudad, en concreto en el siglo XI cuando la entonces villa daba sus primeros pasos, según cuenta Vicente Fernández en el libro 'Ponferrada artística y monumental'.
Es una copia en bronce de 'La Victoria de Samotracia' que se encuentra en el Louvre de París y está situada en la zona del mercado de abastos, con vistas al Castillo de los Templarios. Fue fundida en Fundiciones Capa y se instaló en el año 2009.
Son dos esculturas instaladas en Ponferrada con un año de diferencia (2021 y 2022). Fueron realizadas por el escultor Amancio González como homenaje a las personas asesinadas durante la represión franquista y que luego fueron arrojadas a fosas comunes en la zona de Montearenas. De hecho, están situadas en dos sitios muy representativos, en el Patio de la Higuera del Museo del Bierzo -antigua cárcel- y en Montearenas.
La Semana Santa en Ponferrada se inicia cada año y desde hace al menos 400 a golpe de campana. Campana que lleva en su mano el Nazareno Lambrión Chupancandiles, que recorre las calles de la ciudad anunciando la llegada de La Pasión. Una tradición que la capital berciana quiso hacer eterna en 2024 con una escultura de bronce de 2,7 metros, obra del faberense Tomás Bañuelos y de Soraya Triana Hernández, situada a los pies del Castillo de los Templarios y al lado de la iglesia de San Andrés.
En diciembre de 2024 se instaló en una de las glorietas -que antes estaba presidida por 'El pelótón', obra dedicada al Mundial de Ciclismo de 2014- de entrada a la ciudad por la Avenida de Astorga una escultura en conmemoración al centenario del Castillo de los Templarios como Monumento Nacional. Es obra del artista berciano Rogelio Pacios, que realizó una representación de una de las torres de la fortaleza ponferradina.
Estas son algunas de las esculturas más representativas de la ciudad pero existen otras, de menor tamaño, que también son historia de Ponferrada. Destacan el monumento al minero, en el edificio minero; los bustos de Severo Gómez Núñez o Luis del Olmo; el monumento a Ignacio Linares y Yolanda Ordás; el homenaje a la familia Valdés a través de la figura de Miguel Eugenio Fustegueras y Álvarez-Valdés; los apoyos de la glicinia; o el monumento a los donantes de órganos.
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María Díaz y Álex Sánchez
Almudena Santos y Leticia Aróstegui
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