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Ponferrada se prepara para el Domingo de Ramos. Las calles se llenarán de palmas, ramas de olivo y laurel para conmemorar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén con la imagen de Cristo en la Borriquilla, una procesión organizada por la Cofradía de Jesús Nazareno del Silencio.que saldrá de la iglesia de San Pedro a las 12.00 de la mañana.
Pero ¿de dónde surge esta tradición tan arraigada para los cristianos?
La rama de la palma es un símbolo de la victoria, el triunfo, la paz y la vida eterna que tiene su origen en el antiguo Oriente Próximo y en el mundo mediterráneo. Su imagen viene ligada al Domingo de Ramos, que marca el comienzo de la Semana Santa, la última semana de Cuaresma, cuando se recibió a Jesús en Jerusalén colocando ramas de palma en su camino, antes de su arresto el Jueves Santo y de su crucifixión el Viernes Santo.
La palma y los ramos perduran más allá de este día y tras su bendición la tradició manda colocarlas en las puertas de casas o incluso en balcones y terrazas para proteger y bendecir a las personas que en ellas habitan.
En Ponferrada el 95% de las palmas que se venden lo hacen en la tarde del Viernes de Dolores, el Sábado de Pasión e incluso el mismo Domingo de Ramos por la mañana. «Son los últimos que se han acordado a última hora», señala Beatriz Pérez, gerente de la Floristería La Flor, uno de los pocos establecimientos especializados que las comercializa en la capital berciana y que también se pueden encontrar en la Librería Diocesana.
Se trata de un producto típicamente 'Made in Spain' confeccionado íntegramente a mano y donde los artesanos de Elche son los que se llevan la palma. Desde allí llegan las que se comercializan en la capital berciana. Una tradición que se ha mantenido a lo largo del tiempo, con altibajos para el sector, y que comparte protagonismo en la procesión con la rama de olivo o de laurel, también cada vez más asentada.
«Nosotros cuando empezamos con la floristería en el año 2009 comenzamos a traerlas y es verdad que poquita gente las compraba», relatan desde la Floristería La Flor, donde llegan al centenar las que suelen comercializar cada Semana Santa.
En cuestión de gustos, y a pesar del asalto del color en estos trabajos, las más demandadas en la comarca siguen siendo las blancas, bien sean rizadas, principalmente para niños y niñas, o bien lisas de entre 70 y 90 centímetros que se despliegan. Estas últimas son las más utilizadas también a mayor tamaño por los miembros de las cofradías que, en este caso, se suministran directamente de los artesanos de la capital ilicitana.
«El producto que tenemos siempre son las blancas las de colorines no las traemos, sino las de siempre que son las tradicionales, la otras vienen con regalines y no tienen el sentido del Domingo de Ramos, no tiene sentido una palma azul con un teléfono móvil de juguete colgando traemos las normales», apunta la florista ponferradina.
En cuestión de gustos no hay nada escrito. «Hay gente que busca la lisa, normal y corriente, y otra la busca rizada que llevan mucho trabajo el hacerlas, son muy laboriosas y están hechas a mano, los niños buscan una palma bonita y divertida y los mayores, los que la llevan, que no la llevan muchos, le gusta llevar la alta y grande».
En lo relativo a precios, la mayoría van entre los 8 y los 11 euros. «Las que más se venden son las lisas y unas rizaditas para niños que salen muy bien de precio, más o menos sobre unos ocho euros», remarcan desde La Flor.
Sobre la evolución de la tradición, en los últimos años los ramos de olivo o laurel han ido ganando terreno a las palmas. «La gente tira un poco a ellos porque o bien se los regalan o bien son más baratas pero es cierto que los niños siguen llevando las palmas».
Unas palmas que este Domingo de Ramos volverán a echarse al cielo en Ponferrada para dar lustre a una tradición que se mantiene viva pese al paso de los siglos.
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Almudena Santos y Lidia Carvajal
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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