Más de 260 investigadoras e investigadores de distintas instituciones académicas de España y de otros países mostraron su rechazo «frontal» a la instalación de tres polígonos eólicos en la Sierra de Gistredo y áreas aledañas del Alto Sil leonés «sobre hábitats de los últimos urogallos de la Cordillera Cantábrica, así como del oso pardo», que además se trata de «una de las zonas montañosas del noroeste con mayor grado de biodiversidad».
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La Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica ha impulsado y conducido el manifiesto al que se han adherido más de dos centenares de científicos de toda España y de otros países como Suiza, Reino Unido, USA, Japón, Italia, Polonia, Alemania y Portugal, al considerar que «la transición energética no debe comprometer nunca el patrimonio natural de la Cordillera Cantábrica ni el de otros territorios».
En el manifiesto, los firmantes, «investigadores comprometidos con el estudio y la conservación de la biodiversidad», muestran su «profunda preocupación y oposición» a los proyectos de instalación de parques eólicos en la Sierra de Gistredo y Alto Sil (León), al tratarse de «un enclave de extraordinario valor ecológico, que alberga especies tan emblemáticas como el oso pardo y el urogallo cantábrico, ambas catalogadas como en peligro de extinción según el Catálogo Español de Especies Amenazadas».
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Para los científicos adheridos al manifiestos, «la instalación de aerogeneradores, vías de acceso e infraestructuras de evacuación eléctrica o el ruido y el trasiego es incompatible con la conservación de estas montañas». Asimismo, defienden que «la transición hacia energías renovables nunca debe comprometer el patrimonio natural de la cordillera Cantábrica ni de otros territorios».
La Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica puso de relieve que el Alto Sil leonés es una de las zonas «mejor conservadas y menos humanizadas de la Península Ibérica», que atesora «una enorme diversidad biológica», contando con especies, además de osos y urogallos, como el picamaderos negro, la perdiz pardilla, el águila real, el roquero rojo, la marta, el lobo, el desmán ibérico, y la liebre de piornal, algunas de las cuales son «endemismos ibéricos», mientras que otras son «especies clave» y varias de ellas se encuentran amenazadas a nivel regional o global.
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Por este motivo, consideraron que la implantación de polígonos eólicos en el noroeste leonés supondría «una pérdida irreversible de hábitat para muchas de esas especies amenazadas», así como «una alteración definitiva de uno de los paisajes montañosos mejor conservados del país».
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