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Varios aficionados practican la escalada en el rocódromo municipal de Ponferrada.
El rocódromo del Bierzo más frío que el Everest: «No hay Dios que pare»

El rocódromo del Bierzo más frío que el Everest: «No hay Dios que pare»

Los aficionados a la escalada ponen en marcha una campaña de recogida de firmas en Change.org para exigir al Ayuntamiento de Ponferrada que repare la calefacción que lleva años con problemas

Carmen Ramos

Ponferrada

Viernes, 20 de diciembre 2024, 08:25

«No hay Dios que pare ahí, es un servicio municipal por el que estamos pagando y nadie lo atiende desde hace mucho tiempo». Es la denuncia de los aficionados a la escalada del Bierzo que habitualmente tienen el rocódromo municipal de Ponferrada como epicentro para realizar sus entrenamientos.

Una práctica que se les hace ya imposible, principalmente en los días de heladas, teniendo en cuenta las bajas temperaturas que tienen que soportar ante la falta de calefacción de las instalaciones. Una situación que llevan arrastrando «desde hace años», aseguran, y que «cada vez va a peor y nadie hace nada por solucionar», lamentan.

Temperatura gélidas en el exterior que se hacen aún más insoportables en el interior del recinto. Como ejemplo, este sábado 14 de diciembre la temperatura en el rocódromo municipal de la capital berciana era de tan solo 2 grados lo que provocó la espantada de los aficionados. También la de los más pequeños cuyos padres optaron ese día por abandonar el recinto con sus hijos ante el frío que hacía en las instalaciones.

«El sábado había dos grados, la gente entró y se volvió a marchar, el martes escalamos con 5 grados por la tarde y los niños de la escuela lo están haciendo con 4,5 o 5 grados también y con el anorak puesto», explica José Orvin, uno de los usuarios del rocódromo municipal. «Al final la gente está dejando de ir porque no tenemos calefacción», remarca.

Se trata de una queja que ya han trasladado al Ayuntamiento incluso en varias ocasiones y que también conoce de primera mano la concejala de Deportes, Eva González, sin que hasta el momento haya hecho nada por solucionar el problema. «El Ayuntamiento lo sabe de sobra porque el año pasado instalaron un cañon de aire que iba con gasoil y lo pusieron en un espacio cerrado y no es un sitio para tenerlo», indica Orvin.

Así las cosas, se han decidido pasar a la acción. Con el lema 'Pongamos en funcionamiento la calefacción del rocódromo municipal - ¡YA ES HORA!' han iniciado una recogida de firmas a través de la plataforma Change.org para conseguir que el Ayuntamiento repare y ponga en servicio una instalación que «lleva averiada desde hace varios años».

El termostato del rocódromo municipal marcaba 2 grados el sábado 14 de diciembre.

«A ver si de esta manera somos capaces de que nos hagan caso porque lo único que queremos es que esta instalación se puede utilizar en unas condiciones normales», apunta Eduardo González, usuario de las instalaciones y uno de los promotores de la campaña.

13 años con problemas

El rocódromo municipal abrió sus puertas en el año 2011 y lleva arrastrando problemas con la climatización desde sus comienzos. «La calefacción en invierno no funciona, empezó a ir mal desde el principio y ya los dos últimos años no ha ido y el día que hace helada fuera hace un frío imposible de hacer la actividad física», asevera González.

«Se trata de una instalación pública que debería tener unas condiciones y unos servicios mínimos por los que se pagan», denuncian los usuarios del rocódromo municipal, que reúne a una comunidad de aficionados que habitualmente ronda el centenar a los que se suman también los chavales de la Escuela Municipal de Escalada, los universitarios y otros de paso en la ciudad procedentes del País Vasco y Madrid que «han oído hablar de él pero luego se llevan la decepción, explica Orvin. «Todos comentan lo mismo, no salimos a roca en invierno porque hace frío y hace casi más frío dentro del rocódromo que en la calle», resalta.

Lamentan que se abandone a su suerte una instalación que fue uno de los mejores rocódromos del noroeste de España «y sigue teniendo fama porque es un muy duro a la hora de entrenar y muy bueno para hacer este tipo de actividades». Aluden, además, a la falta de revisión de las medidas de seguridad. «Jamás nadie lo ha revisado, ni los anclajes, ni las estructuras ni nada y es un deporte de riesgo», destaca Jose Orvin. «La altura máxima son 17 metros e imagínate que por un fallo del material caiga una persona, pues ya te digo lo que puede pasar», concluye.

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