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Álvaro y Julia junto a la bandera del Che que ha presidido la taberna que han regentado en Carracedelo durante 37 años. Elbierzonoticias
El bar más revolucionario del Bierzo dice adiós: «Hasta la victoria siempre»

El bar más revolucionario del Bierzo dice adiós: «Hasta la victoria siempre»

Álvaro y Julia se jubilan y cierran La Taberna del Che, el mítico establecimiento de hostelería ubicado en Carracedelo que han regentado durante 37 años y que lograron convertir en todo un símbolo de la revolución

Carmen Ramos

Ponferrada

Lunes, 13 de enero 2025, 09:39

«Hasta la victoria siempre». Es la frase con la que el Che Guevara finalizaba la carta que el 1 de abril de 1965 dirigió a Fidel Castro. Una expresión que se convertiría en la consigna política para los grupos de izquierda procastristas.

Y es la misma frase con la que Álvaro Rodríguez y Julia Losada anunciaban este miércoles 7 de enero su adiós a La Taberna del Che después de 37 años detrás de la barra del mítico bar de la comarca del Bierzo, ubicado en el número 17 de la calle El Ángel de Carracedelo.

«Muchas gracias a los que formásteis parte de lo que ha sido el Che todos estos años. Con vuestra compañía hemos podido vivir muchas emociones diferentes y esperamos que haya sido acorde nuestro servicio. Gracias por todo lo bueno».

Es el mensaje que han publicado en su cuenta de Facebook para anunciar que ha llegado la hora de la jubilación y también la de poner un punto y aparte en esta larga etapa de su trayectoria vital ligada a un establecimiento que se convirtió en todo un símbolo de la revolución.

«El principal motivo ha sido la jubilación y los años que uno tiene», explica Álvaro, que se muestra especialmente agradecido «a todo el mundo que ha pasado por aquí y que nos ha permitido vivir y salir adelante».

Los inicios en el Campesino

La Taberna del Che no siempre se llamó así. El bar Campesino fue la primera parada de Álvaro y Julia en otro emplazamiento del pueblo, en el número 15 de la calle San Roque, entonces en un local de alquiler, con la idea de convertirlo en «un punto de encuentro y de referencia para la gente que cree en esos valores de defensa de la justicia social», relata Álvaro.

Era el momento histórico de hacer la verdadera revolución y de soltar amarras después de todo el poso que había dejado la dictadura. Un momento que echando la vista atrás se ve lejano y del que echa en falta esa esperanza por el cambio. «Ahora la gente ha perdido un poco esos valores, aquella ilusión de la revolución como tal», lamenta Álvaro.

Viendo hoy como están las cosas considera que no cabe ya hablar de revolución armada porque «es un arma de doble filo que nos puede hacer mucho daño, porque la violencia no es buena porque siembra mucho dolor, venganzas y muchas injusticias». Por ello cree que la verdadera revolución de este siglo «está en las aulas, con el respeto y con la dignidad como asignaturas».

Los propietarios de La Taberna del Che, en uno de los rincones del mítico establecimiento hostelero berciano. Elbierzonoticias

Con su desembarco en su nuevo emplazamiento en la calle El Ángel La Taberna del Che abrió su singular terraza que se abarrotaba en las tardes de la primavera y verano en las que la comarca despertaba del letargo de un invierno que en ocasiones se hacía eterno. «Montamos la terraza porque nos dio por ahí pensamos que tendría futuro y así fue porque tuvo una acogida muy importante», reconoce Álvaro. Un espacio que después de la pandemia les dejó trabajar, «porque sino hubiera sido imposible».

De las 'frebas' al churrasco

A las cervezas y los cafés se ha unido siempre su deliciosa gastronomía a base de los productos más típicos de la zona, muchos de ellos de la propia huerta, que hacían que todos cuantos se decidían a parar en La Taberna del Che se fueran siempre con un buen sabor de boca. «Julia trabajaba en la cocina, en los fogones, y hacíamos comida y postres caseros de la abuela, siempre de calidad», señala Álvaro.

Entre lo más destacado de su menú, las 'frebas', el lomo cocido, muy típico en Carracedelo, el churrasco, la ensalada del Che con canónigos, naranja y nueces, la de la casa con endibias, lechuga, manzana reineta y piña o la salsa de mejillones y patatas bravas elaborada con tomates de la huerta.

La hija del Che y Rafael Amor

Pero La Taberna del Che ha sido más que un bar para convertirse también en un punto de encuentro para todos aquellos que tenían algo que decir, sirviendo de escenario y altavoz para reivindicar desde la cultura, la música o la literatura.

Por el mítico bar berciano pasaron el sobrino del Che, Martín Guevara, que hizo parada en El Bierzo para presentar uno de sus libros, e incluso también una de las hijas del comandante. «Para nosotros fue importante», señala Álvaro. A ellos se unieron otros nombres destacados como Rafael Amor, el cantautor del compromiso social que fue un icono de la revolución en Argentina y también su hijo Salvador Amor. «Igual me olvido de alguno porque son muchos y no llevo la chuleta encima», bromea Álvaro.

Él y Julia dicen ahora adiós satisfechos por el trato brindado a la gente «para hacer que se sintieran bien y yo creo que lo conseguimos». Como oro en paño guardarán su bandera, el gran estandarte rojo con la imagen del Che Guevara que ha presidido durante años una parte de la barra de su taberna. «La pondremos a buen recaudo», apuntan.

Y con ella se van, gritando alto «hasta la victoria siempre» y dejando a los bercianos un poco más huérfanos, porque ha llegado el momento de cumplir otros sueños: restaurar la casa de sus padres, cultivar su huerta y «disfrutar de la vida al máximo».

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